IDENTIFICACIÓN, DIFUSIÓN Y DENUNCIA O CÓMO ACTUAR ANTE LOS POLICÍAS AGRESORES

Si deseamos articular un sistema democrático limpio y legítimo, cualquier policía que, sin razón legal, utilice la violencia contra un ciudadano, ha de ser fulminantemente suspendido de funciones y, tras el preceptivo expediente disciplinario, expulsado del cuerpo con pérdida de la condición de funcionario.

No merecen mejor destino ni trabajo que el de “segurata” en un hiper vigilando la sección de charcutería. Esta clase de basuras andantes no pueden ni deben permanecer ni un minuto más en la función pública. Procedimiento que también debería resultar aplicable al que, en idéntica circunstancia u ocasión, humille, coaccione o amenace a terceros.

Así, en las últimas horas, alguien ha colgado en la red social Facebook la página “Identificar y difundir al policía de la agresión a la joven”. La iniciativa no solo me parece inteligente y oportuna, sino que rinde un servicio impagable a España y a la democracia.

En este sentido emerge de modo obligado la siguiente pregunta: si a día de hoy cientos de individuos están en la cárcel por pegar a una mujer… ¿por qué no se aplica la ley cuando quien maltrata a una mujer es un policía? Comportamiento que se vería agravado al prevalerse de su condición.

De cualquier modo, y antes de centrarnos en cómo actuar ante las presuntas agresiones de la policía, convendría reseñar que—nos guste o no—las fuerzas y cuerpos de seguridad se hallan legitimados para usar la violencia en determinadas situaciones. Por su parte, no existe cobertura legal alguna para el manifestante que insulte o acomete a las fuerzas de seguridad.

Pero el problema explosionaría cuando algún policía ejerciese la violencia a manera de desahogo o por puro placer. Aquí la justicia ha de actuar radicalmente y limpiar esa inmundicia, pues solo puede calificarse de inmundicia al funcionario público que se vale de su condición para dañar sin causa legal a terceros.

El procedimiento a seguir comenzaría con la identificación del policía agresor. Según múltiples testimonios, los agentes no solo se niegan a dar su número de placa, sino que contestan con insultos e insoportables ramalazos de chulería e impudor. No importa. Existe un libro de servicios donde se especifica qué agente actúa en cada servicio y lugar.

Así, en la denuncia habría que especificar las características físicasvisibles del agente y el lugar donde se encontraba para que la autoridad judicial solicite el libro de servicios y número profesional del agente. También deberían aportarse los números de otros agentes aunque no intervengan, así como el número y matrícula de los vehículos policiales. ¿Difícil?, puede ser, pero hay que intentarlo. Por supuesto la denuncia ha de ser formalizada con el apoyo de testigos debidamente identificados. Si la puesta en conocimiento ante la autoridad judicial se formaliza como querella tiene más posibilidades de prosperar, aunque habría que prestar debida fianza. Y, muy importante, no hay que decir ni una sola mentira o exageración. La denuncia o querella ha de ser veraz, exacta y dirigida al esclarecimiento de los hechos.

Sin perjuicio de lo anterior, quien presencia desmanes policiales debe grabarlos. Y no por morbo, sino para salvaguardar los derechos y el sistema democrático, señalando a quienes no merecen ejercer funciones públicas. A su vez, estas imágenes han de ser puestas en conocimiento de la autoridad judicial y los medios de comunicación.

Si además los presuntos desmanes y abusos policiales se envían a toda la prensa internacional, si recorren el mundo, el poder real puede verse en un problema indeseable… ¿Quién va a querer visitar un país donde—según parece—la policía te puede apalear impunemente?
Sí, a su vez, estas imágenes se distribuyen repetida y sistemáticamente en foros de turismo internacional, entre agentes operadores de agencias de viajes, etc, el daño a la economía nacional puede resultar incalculable. Particularmente entiendo que habría que evitar estos extremos. Pero sin olvidar que puede resultar un arma muy poderosa y legítima ante agresiones policiales y en bien de la colectividad.


Confío que no haya que plantearse medidas de este tipo, que dañarían sectores tan sensibles y útiles como el turismo,pero en ningún modo hay que permitir que detritus uniformados vuelquen su rabia, frustración y malestar en la ciudadanía.

Es mucho, por consiguiente, lo que nos jugamos. Y en este partida solo cabe: identificación por todos los medios posibles (testificales, audiovisuales, etc) y posterior denuncia y/o querella ante los tribunales, sin perjuicio de la difusión internacional en prensa y foros de turismo de tales conductas.

Nuestras libertades y seguridad no tienen precio y nadie, con o sin uniforme, puede ensuciarlas o malbaratarlas.

http://www.izquierdadigital.es/articles/422-Identificaci-n-difusi-n-y-denuncia-o-c-mo-actuar-ante-los-polic-as-agresores.asp

1 comentario:

  1. Creo que sería mejor grabar con cámara a la policía y exponer de manera visual lo paletos que pueden llegar a ser.Esto sería un método un tanto sofisticado pero yo creo que lo mejor con este tipo de "personas"sería emplear la ley del ojo x ojo diente x diente;es decir,cogerlos desprevenidos,sin armas ni apoyo y darles una buena paliza a modo de escarmiento para que sepan lo que se siente en el pellejo contrario.

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